La Xenofobia Humana Vista Desde Ojos Extraños

Aunque me tarde un poco en verla, a pesar que me llamaba mucho la atención, asistí al cine a ver la película District 9 (Sector 9 en español), película neozelandesa del director Neill Blomkamp, cuya trama se desarrolla 30 años después de que una nave extraterrestre que queda varada encima de la ciudad de Johannesburgo, Sudáfrica, y cuyos ocupantes son obligados a vivir en un Ghetto.
0
Está invasión extraterrestre resulta en la otra cara de la moneda de ID4 (Día de la Independencia, E.U. 1996), ya que en ésta se desenmascara al verdadero monstruo, la elección que la raza alienígena perteneciera a algún tipo de insecto desarrollado, explica por sí sola la situación de que la población general carezca de la inteligencia, desarrolladora de tecnología que les permite viajar por el espacio, lo cual nos da por resultado una raza propicia a la clase de abusos que les perpetran los anfitriones terrestres, que aprovechan para cometer los abusos xenofóbicos que los han caracterizado durante toda su historia. Los personajes extraterrestres solo son el pretexto, pues situando la geografía solo basta recordar las barbaries del Apartheid que son denunciadas casi románticamente en The Power of One (El Poder de Uno, U.K. 1992), o en el nivel científico, con los crueles experimentos que nos recuerdan esa idea que Hollywood nos ha dado de los nazis y del oscuro Dr. Menguelle, lo que convierte a dicha película en no solo en una más de ciencia ficción, sino en una acertada denuncia hacía el género humano, hacia su odio e intolerancia, a pesar de que el nivel de realismo visual y técnico raya en la perfección, creo que lo anterior es lo más sobresaliente de la película.
0
La narrativa de la historia resulta original e innovadora para el género, los personajes van evolucionando in crescendo, y algunas escenas guiñan hacia el gore, obviando la mano del productor Peter Jackson. Muy recomendable

Vacaciones

Después de un largo período de ausencia, en el cual me he estado preguntando si acaso un escritor es solo el que escribe, yo siempre me he ubicado como otra clase de escritor, pues en palabras de Paco Ignacio Taibo II: “El mejor libro es aquel que nunca se escribe”, así pues siendo que lo mejor de la literatura se queda en el tintero, me erijo entonces como un escritor de la mente, aquel que arma sus frases en la cabeza y que sabe que al trasladarse a la permeabilidad del papel, perderá mucho de la esencia, del significado de cuando se forjó en la fragua de las profundidades de la mente, tristemente, uno percibe que la escritura no es la fiel fotografía de la idea del autor.
0
¿Entonces? Muchos escriben para compartir sus ideas, otros para persistir en el tiempo, para trascender, los grandes lograron ambas cosas y hordas de eruditos han dedicado sus vidas enteras a buscar en la obra no solo lo que está escrito, desmenuzando la palabra como el mapa para tratar de dilucidar la idea original del autor, queriendo mostrar más allá de lo que nos dicen las letras, adivinar, y en ese nebuloso laberinto entrever sus propias ideas, entrar en la cabeza del escritor y ver todo eso que no escribió.
0
En ese contexto, el escribir se convierte solo en el pretexto, solo la disciplina del arte, la palabra es el color, el papel el lienzo y se da rienda suelta a la forma, pero la idea, sigue siendo eso, una idea, y solo una idea nos daremos de lo que pensaba el escritor.
0
Esto no significa necesariamente que yo deje de escribir, sino más bien trato de ubicarme a mí mismo y de entender porque ordenar las ideas transformándolas en palabras se me han complicado, y creo sencillamente que es eso, que la incapacidad de plasmar la idea integra en un texto me ha detenido, ahora entendiendo eso, puedo tratar de escribir con más fluidez.
0
Y tal vez pueda diluir el olor a pretexto de esta entrada.