Salto al Vacío.

0 Creerán que no leo los comentarios que me dejan, pero muy al contrario, de hecho es una forma de enriquecimiento que llevo a cabo, me ayuda a reflexionar.
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En la última entrada alguien comenta que la saciedad que se menciona en alguna de mis entradas, indica un vacío, y que ese vacío solo puede ser llenado a través de la religión. Veamos.
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0 A ciencia cierta, la humanidad se encuentra con, no solo uno, sino con varios vacíos y no solo a través de su vida, sino también a través de su historia. El ser humano a diferencia de los demás seres vivos, tiene conciencia de su propia muerte (o por lo menos de lo finito de su vida), por lo que, como método de defensa ante esa circunstancia que revela la levedad de la existencia, el ser humano desarrolla la religiosidad, la forma de perpetuarse en un plano no-físico o no-terrenal, ya que en la realidad cotidiana la vida tiene caducidad. El Paraíso, el Mictlán, el Valhalla, etc. cualquier mundo de retiro post-mortem es bien recibido por la psique colectiva, mientras ésta implique, obviamente, la vida eterna.
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0 Los vacíos existenciales se generan a partir de deseos insatisfechos, o sea, a partir del desconocimiento de uno mismo, y estos vacíos son una invitación a ser llenados con placebos de varios tipos; como las drogas, el sexo o la religiosidad fanática, de la última se desprende también que la gente con ese fanatismo pierde la conciencia de la pluralidad de pensamiento, y se auntonombran portadores de la verdad única universal: el non plus ultra de la espiritualidad, por lo que montan en una cruzada épica para convertir a cualquier pobre infiel que se les atraviese al paso.
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0 En mis escritos he tratado de explorar y describir el comportamiento humano, desde un punto de vista humano, la cuestión de analizarlo de un punto de vista religioso es que, por ejemplo, Jesús de Nazareth (o Belem), sabía de antemano que era hijo de Dios, y sabía que existía un paraíso, el no tuvo que tener fé, por lo menos en la tradición católica, por lo que es muy sencillo así sacrificarse, cuando se sabe que existe recompensa segura, entonces, si yo solo soy un ser humano sin ninguna certidumbre de lo que hay más allá (sí es que hay algo), ¿debo renunciar a lo que la vida me ofrece ya sea por un premio o un castigo después de la muerte? Suena arriesgada la apuesta, pero cada quien está en su derecho de elegir. Lo interesante es que lo dejen elegir por sí solo.
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