Flash back forward

De repente me recuerdo, en lo más tierno de mi infancia, rememoro lo novedoso del mundo, recuerdo tener sueños, recuerdo el sol filtrándose en medio de las hojas de las copas de los árboles, recuerdo correr por el pasto, recuerdo bastante de mi niñez, y de igual forma recuerdo lo que imaginaba que sería cuando creciera.
0
Así que recuerdo cuando me imaginaba tal como soy ahora...
0
Y es gracioso, cierro los ojos y me veo de nuevo, pequeño, en ese mundo de gigantes que me resultaba entonces, donde correr y tropezarse era cosa de todos los días, los miedos eran por las cosas inexistentes, y los peligros reales no se veían. Y me pregunto si así es como esperaba que fueran las cosas... Y la verdad es que no lo sé.
0
Ahora tampoco identifico como míos los deseos de aquel entonces, en base a eso, hay una parte que no reconozco.
0
Todos tenemos sueños que resultan inalcanzables; ser invisible, viajar a otra galaxia, dar saltos cuánticos, etc., mientras que otros son perfectamente plausibles, hasta que llega un momento en que nos dejan de interesar, o simplemente los suplantamos con otros. De esa forma, ni siquiera en nuestros sueños somos un ente constante, nuestros objetivos siempre van cambiando, así como nuestra forma de ver la vida.
0
El cumplir con los sueños de la niñez no necesariamente nos lleva a la felicidad, así como el incumplimiento de las expectativas, pues no somos los mismos en cada momento de nuestras vidas, aún si es cierto que es sano en cierta medida preocuparse por el futuro, es un error vivir la vida en base a él; Ni pasado, ni futuro, solo queda aferrarnos a ese breve instante de transición entre ambos, que de hecho y prácticamente, es todo lo que tenemos.
0
Y yo no soy el que era, ni era el que soy ahora, así que no seré ni el que soy ni el que fui... simplemente soy yo.

Singing Bird

0
La tarde que vi en vivo a Sigur Ros, no fue marcada solo por ese suceso...
0
Existe mucha expectación, solo falta una presentación para que Jónsi y compañía inunden el Valle Sagrado de Tepoztlán con su post rock melódico, un solista aborda el escenario armado con un violín... y por un momento nos olvidamos de la espera, mientras las notas de instrumento de cuerdas y un silbido llena el valle.
0
Era Andrew Bird, cuya presentación fue el mayor triunfo del festival de ese día, pues los problemas con Orri de Sigur y la logística de la organización dieron al traste con una idea muy bella.
0
Han pasado casi tres años desde entonces, el personaje espigado y de vestir estrafalario que arroja los zapatos sin que hayan pasado cinco minutos arriba del escenario ya no es un extraño para mí, pero me revela que jamás dejará de sorprenderme. Ahora se presenta en el Teatro de la Ciudad de México, las sombras lo envuelven, pero la luz que emana lo hace vibrar como vibró entre las montañas mágicas de Tepoztlán, la barba crecida, pero el mismo espíritu, que en toda la noche habrá de chocar con la apatía de un público que poco a poco se deja convencer.
0
Antes de él Zoë Keating demuestra el porqué hace dupla en el cártel junto al Sr. Bird, usando loops (pistas grabadas que se sincronizan para crear una armonía), en el mismo estilo, creando bellas piezas de música de cuerda que inundan la sala. Tal vez con lo único con lo que me quedé con ganas en la noche fue el escucharlos a dúo.
0
De nuevo como en Tepoztlán, sin un saludo, sin una presentación, directamente a lo suyo, Andrew Bird comienza su concierto mostrando enseguida su maestría sobre el violín y sobre el silbido, lo acompañan una guitarra, un xilófono, su voz, dulce y potente y un sin fin de pedales, con los que confecciona por capas que va texturizando para transportarnos o para comunicarnos algo, algo que solo podemos intuir, pero que sabemos que está allí, parte del soundtrack de una vida.
0
Las piezas se convierten con demasiada prontitud en material de recuerdo, los vaivenes musicales nos llevan, pero se diluyen mientras la noche avanza, tal vez Andrew mereciese un mejor público, pero él se extrae del inmueble y se sumerge en su música, “no toca el instrumento, se sube en él y viaja” digo en voz alta, y cierro los ojos y viajo con el “Fake Palíndromes” se convierte en el epítome del viaje...
0
Después de doce piezas magistrales Andrew Bird se aleja de sus instrumentos, tiene un leve cojeo, el telón se cierra tras de él, las luces nos despiertan a muchos de un sueño que no consta de imágenes, sino de melodías. Doloroso despertar.
0
Para Ale que sé que adora a Andrew como yo...
0