No hay en donde ocultarse...


"Es el amor. Tendré que ocultarme o huir..."
Jorge Luis Borges



Allí está de nuevo, ya no hay duda, es un suspiro entrecortado, emitido casi desapercibido, casi inexistente, escapando de lo más interior, furtivo…

Ha quedado al descubierto, durante algún tiempo pasó inadvertido, como sombra que se capta por el rabillo del ojo, nunca se está seguro de haberlo visto realmente; pero ahora ya hay certeza, ahora ya no hay más que aceptarlo… está allí.

Y no sólo es el suspiro entrecortado, es también la reminiscencia, el obstinato mental que ensueña, que trae recuerdos de sucesos que no han acontecido, acompañados de la nostalgia de aquello que todavía no es…

Y ahora que se manifiesta débil, pero omnipresente, inevitable, siento como se me escapa la fuerza, o más bien se esconde, para dejarme, endeble, a merced de algo más poderoso, no hay escape.


Y allí es donde entra el desacuerdo con Borges, sí es el amor, pero no hay en donde ocultarse, no hay a donde huir.