Casi por equivocación hace unos días, me enteré de un concierto en la ciudad de Guadalajara, en donde tocarían varios grupos, entre ellos The Stills, una de las más brillantes e incomprendidas bandas de indie rock canadiense.
Inmediatemente indagué si visitarían la Ciudad de México, y efectivamente, se presentarían en el Lunario del Auditorio Nacional el día 17 de Agosto junto con otros grupos. Me indigno la poca promoción del evento, pero debo reconocer que la música alternativa en este país tiene pocas oportunidades en contra del mainstream. Luego de ver el Lunario me indignaria todavía más. Es un local, eso sí, con mucha clase, pero con cupo apenas para unas quinientas personas tal vez. Lo considero una lástima, porque la escena del indie canadiense ha marcado el paso en lo que va de esta década, con Arcade Fire portando la bandera.
Como la entrada era general me empecine en colocarme en primera fila y lo conseguí, lo que no sabía es que el concierto lo integrarían cuatro grupos, así que me la pase en espectativa. El primer grupo fue Turbina, y temo decir que en vivo no suenan muy bien. Les siguió Chiquita Violenta, que sonó bastante mejor, no puedo dejar de mencionar que el guitarrista es idéntico al Duende Verde de Spiderman I. En seguida, la sorpresa de la noche para mí: Patrick Krief, guitarra de los Dears; un portento en su instrumento, con canciones poderosas y solos de guitarra que te colocan en los 60´s de Burdon o de Hendrix.
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Por fin la luces se apagaban por cuarta y última vez. Dos guitarras, un bajo, un teclado y una batería comenzaban a sonar, la voz y la silueta de Dave Hamelin, rompían la oscuridad.
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Así comenzaba...
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La primera canción fue Lola Stars And Stripes, de su disco anterior Logic Will Break Your Heart, a pesar de que el album Whithout Feathers era el que estaban promocionando, pero desde las primeras notas se anunciaba que el concierto tomaría proporciones épicas. Lo hizó. En el momento que comenzarón a interpretar la quinta canción: Oh Shoplifter! no quedaría duda, el ritmo, la potencia y la energía emanada por este grupo convirtió la presentación en algo mágico, estruendosamente mágico. Maracas, panderos, cuerdas y bombos retumbaban y estremecían todo mi ser, y me perdía en las notas que incluso llevan alguna reminiscencia al mercy beat, origen de la música como la conocemos hoy en día. Y no podía sacarme de la cabeza a toda la gente que no se encontraba allí, a toda la gente que se perdía este suceso. Pocas veces he visto a un grupo con tanta calidad en una presentación en vivo, y refiriéndome a la música, no a la parafernalia que algunos despliegan con luces o efectos parecidos para supir el verdadero talento. Aunque extrañe los instrumentos de viento en Destroyer, está fue magistralmente interpretada, It Takes Time fue la que termino con el sueño, tocada a dúo con Krief fue una delicia, y yo a dos pasos de Olivier Corbeil que parecía estar en su propio mundo. Definitivamente junto con Muse, en la cantidad de energía que despliegan en el escenario, los mejores conciertos en lo que va del año. A ver como termina.
Para los que no conozcan la música de los Stills los invito a que los escuchen.
* Las fotografías y el video fueron tomados por mí en el concierto.