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Es inevitable escuchar continuamente frases como “es que ya no es lo mismo de antes” o “me hubieras conocido entonces”; curiosamente dentro de unos años esas frases serán repetidas refiriéndose precisamente a estos momentos. ¿Qué es lo que nos hace vivir en esa constante retrospectiva? Parece que para disfrutar el presente tenemos que dejar que pasen unos años y que se convierta en pasado lejano; todo es bello en retrospectiva, todo es rosa en la añoranza.
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Observamos, entonces, que no valoramos el momento exacto en el que vivimos, que nuestras vivencias son los ingredientes de un pastel que necesita ser horneado y reposado para poder disfrutarse. Vivimos en el anacronismo.
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En nuestra memoria de momentos felices siempre hay un referente continuo que nos marca una pauta, que nos indica un máximo, un tope que en el fondo tenemos la certeza que nunca lograremos alcanzar de nuevo, pero, ¿lo advertimos mientras lo vivíamos? ¿Valoramos como tal ese momento exacto? ¿Cómo reconocerlo si sucediera en este instante? Tal vez debemos percatarnos de que avanzamos con la mirada puesta hacia atrás, de que el presente es tan furtivo que casi no existe, pero de que podemos asirnos a él porque es lo único que realmente tenemos, el pasado ya no está, y el futuro todavía no llega. Nuestra vida es de momentos, tomemos el nuestro a cada instante y construyamos nuestra vida en el ahora.
4 comentarios:
Dejando de lado el cliché del CARPE DIEM al que forzosamente remite tu reflexión, creo que tienes mucha razón en todo lo que dices. No somos capaces de mirar hacia el frente y vivimos aferrados a un pasado que ya no existe. Pero quizá no es nuestra culpa como "especie" por decirlo de alguna manera, sino más bien es un defecto de ideología predeterminada.
Me refiero a que desde niños nos enseñan a mirar al futuro, a pensar en lo que seremos cuando seamos grandes, como si el presente no fuera sino un puente para algo más grande y ahí precisamente está el error, porque el presente no es el puente para algo sino el momento perfecto para hacer las cosas.
Se nos olvida que el futuro es inestable y, aunque ciertamente, las cosas que se hagan en el presente tienen su repercusión en el futuro, tenemos que tomar en cuenta que el presente no regresa y que es mucho mejor pensar en el ahora y echar a perder algunas cosas del futuro que quedarse impávido ante el miedo de errar y con eso cometer el gravísimo y más terrible error inicial de echar a perder la oportunidad de algo.
Finalmente, el futuro es inasible y aún se puede enmendar, mientras que el presente es único; y el pasado ¿qué decir del pasado? sólo que ya pasó y si bien nos puede servir para no cometer las mismas tonterías en el presente, tampoco es conveniente decir que el tiempo pasado siempre fue mejor ya que esto no demuestra sino un miedo constante a vivir la vida día a día.
Hay quienes no hacen planes más allá del almuerzo y son felices; hay otros que, sin embargo, viven de ilusiones absurdas pues son demasido lanzadas al futuro y de todos modos no son felices; y hay quienes que, mucho peor, se enfrascan en el pasado tratando de enmendarlo eufórica e inutilmente.
Si es que hay una forma "correcta" de proceder, creo que ésta es con miras al futuro, sí, pero no con demasiadas como para olvidar el instante, porque el instante es todo lo que hay y finalmente la vida es una simple colección de instantes que se almacenan en la memoria y que quizá nuca llevan a nada más concreto pero que al menos nos dejan la sensación de que el momento ha sido el mejor de todos los que hemos vivido y viviremos.
Y eso es más que suficiente.
Oooops... como siempre he escrito más que tú jajajajaja.
definitivamente se debe disfutar la vida por momentos que es exactamento lo que dura el presente...
aprendi que debemos de hacer solo lo que queramos hacer sin pensar que pudieramos arruinar un futuro que todavia ni existe..
En fin. saludos!!!
Ma. Luisa
¿UPS? ESCRIBI MENOS QUE TU. LA HARPIA
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