Trópico de Piscis

(Tributo a Henry Miller)
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Realmente no existe nada tan liberador, como tener la certeza de tener el alma perdida, de reconocerse inmerso en el limbo, flotando en la nada, flotando sin futuro, el futuro; este se forma con el lento suceder del presente, y solo de esa manera, no se forma con deseos, ni con sueños, ni idealizando, pues todo eso solo lleva a la frustración, y es por ello que no espero nada, solo dejo que todo llegué, que todo suceda, por mucho me preocuparé por la próxima comida. 0 Y no es difícil conseguir alimento en esta ciudad, esta ciudad que bien puede ser fruto de la imaginación de Ducasse en la villanía de sus habitantes, en lo surreal de su cotidianeidad, o viceversa, lo cotidiano de su surrealismo; hasta su nombre te remite a lo exótico, México, y la equis de en medio sigue allí, sugerente, esa equis es una invitación, es una provocación. Para colmo está es una ciudad que solo tiene dos estaciones, una es seca, a veces es cálida, otras gélida, y la otra es húmeda, que es de igual manera, lo cual no te deja salvaguarda de la inclemencia, en cualquier momento lo atrapa a uno un viento helado o que en otro no existe resguardo ante el demencial sol, esta ciudad tan alejada del París de las callejuelas, del París de mi memoria, pero tan cerca en sus calles sórdidas y hambrientas de sexo, de sus plazuelas con prostitutas y sus andrajosos mendigos, con sus respectivos piojos, chinches y liendres, lo cual provoca que no sea difícil encontrar un amigo. 0 Cuando la hora de la comida se acerca, puede ser cualquiera, no importa, comida no falta, éste es un paraíso de la mendicidad, se consigue de muchas maneras. Últimamente he estado comiendo con una mecanógrafa de nombre Rosa, dice que trabaja en alguna oficina del gobierno, allí a un lado de la Alameda, un parque que de alguna forma escapo de algún libro de ficción, ella está obsesionada con el sexo oral, escribo para ella unos cuantos versos insulsos y ella me da de comer, a veces me compra ropa, cuida de mí, francamente es insoportable. 0
Otras veces deambulo por las calles del parque, me he encontrado con una mujer, no es tan vieja, pero hace mucho dejo de ser joven, dice que se llama Esmeralda, pero cada vez que lo dice parece estarme mintiendo, a mi no me importa en lo más mínimo, ni siquiera finjo interés, podría decirme que es la reina, tampoco creo que a ella le importe quien es, pero bien que lo tiene definido, se acuesta con cualquiera que la invite a comer, ni siquiera exige un restaurante, puede ser cualquier cosa, he conseguido comida para los dos, nunca me da las gracias, nunca habla de querer o de amor, si le llega a gustar alguien jamás lo dirá, estará con el si le da de comer, en muchos aspectos es casi perfecta.

6 comentarios:

Adriana Dorantes Moreno dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Adriana Dorantes Moreno dijo...

No necesitas pensar que eres Henry... bueno, si es posible creer en cosas absurdas (y sabemos que muchos las creen) puedes pensar también que eres Henry y que, pese a la imposibilidad vital de que ambos han coincidido en la misma vida, puedes decir que eres su reencarnación.

También es cierto que las calles de la ciudad de México no son muy diferentes a las del París decadente de mil novecientos y tantos y te veo vagando por Montmartre, por la Villa Bourguese y demás rincones parisinos así como te veo en la alameda teniendo experiencias extrañas con gente no menos extraña.

Sin embargo, no tienes que buscar la escritura de Henry para ser tú, porque tú eres tú y no tienes que ser otra cosa.

Ahhh y... revisa esos acentillos ok? jeje

Adriana Dorantes Moreno dijo...

Yo también quisiera haber reencarnado en alguien más, ojalá fuera como Clarice Lispector y pudiera escribir tan bien como ella. Pero me tengo que conformar con lo que soy yo. Yo no quiero ser un personaje de ficción y crearme a mí misma como lo has hecho tú contigo. Yo quiero pensar que en lugar de crearme sólo he necesitado encontrarme. Nunca seré Clarice y tú nunca serás Henry aunque quizá los dos tengamos un poco de lo que queremos ser y no lo sabemos...

Anónimo dijo...

Es muy bueno lo que escribes, solo que si dejaras tu YO PERSONAL DE PRESUNCION Y OMNIPOTENCIA a un lado podrias dar mas de ti e igual y con el paso del tiempo una de esas personas que te dan de comer y cuidan de ti te podran sorprender.........piensa mejor antes de escribir (es solo un consejo)

Adriana Dorantes Moreno dijo...

El mismo Henry dijo en una entrevista que es imposible tratar de ser otro... él mismo admite haber intentado la copia del estilo de aquéllos a los que admiraba, pero jamás lo logró, todo fue un fracaso continuo... hasta que enontró su propia voz y se tuvo que conformar con ello.

Él mismo dice que incluso la aceptación como tal es la verdadera sabiduría... quizá eso te sirva para encontrarte y así dejes de lado la PRESUNCION Y OMNIPOTENCIA (sic) jeje

Anónimo dijo...

Este escritor no solo emana ser presuntuoso y omnipotente, también obsesivo sexual.