Y sucede de nuevo, desaparezco, soy un fantasma, la falta de disciplina me convierte en ello, eso, las fallas técnicas y las festividades decembrinas se confabulan para que este blog quede abandonado, y luego me quejaré de que nadie me lee cuando no escribo. Ese soy yo. Inevitablemente.
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Festividades, encuentros, compras de pánico (porque la mercancia se agota), y uno, sin desearlo, sin percibirlo siquiera, queda atrapado en el ánimo navideño, en la compulsión Sinterklaasiana y en donde somos poseídos por un espiritú malvado, el espiritú navideño. Ni siquiera el buró de crédito sirve de exorcismo.
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Podría decir que tengo el próposito de año nuevo de escribir con más frecuencia, es absurdo. Tenemos la creencia que cada año al llegar al 1 de Enero algo cambia, empezamos de cero. Tristemente ni siquiera sabemos en que momento se cumple un año exacto, tenemos la noción de la media, pero la tierra nunca tarda lo mismo en darle la vuelta al sol; la expansión del cosmos actúa. Por ello los própositos se tienen que hacer día a día. Y empezar hoy.
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Depende de cada uno.
Desnudando la conciencia
Desde hace unos días se presenta en el Museo Universitario de la Cultura y las Artes (MUCA) la instalación del fotógrafo y (polémico) artista conceptual Spencer Tunick en la Ciudad de México. De la obra del artista ya se ha escrito mucho, tanto de sus trabajos que antecedieron, como del que rebaso en convocatoria a todos los anteriores, y exactamente la numerosa convocatoria es lo que llama tanto la atención en este asunto, cómo es que esta ciudad, que cuenta con un estigma de tradiciones morales como una de sus características definitorias. y de cómo dentro de dicha sociedad conservadora en principio, surge una conciencia cosmopolita, incluyente y tolerante, cuyos vértices empiezan a despuntar.
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Dicha exposición en el museo nos muestra, curiosamente, como el trabajo del fotógrafo Tunick es rebasado por un espíritu de libertad, que se hallaba oculto, agazapado entre las paredes de esta ciudad, una ciudad conocida por su prejuicios: el de los tatuajes, el del peinado de cacatúa, el joto, el gordo, etcétera, pero cuando se lleva la piel hacia el viento no solo de desnuda el cuerpo, queda también expuesta nuestra humanidad, todos los adjetivos caen al suelo, quedan junto a la ropa, que después de unos minutos deja de tener significado. Todo queda color carne, que unifica mientras se conserva la individualidad, un uniforme que no uniforma.
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La foto solo queda para la anécdota. Este es la punta del iceberg, estamos cansados de estar en el colonialismo social, y obviamente el desnudarse no nos saca de él, sino que demuestra que estamos listos a derrumbar tabúes, cambiar nuestra mentalidad, abrirnos a otras expectativas. Simplemente queremos más.
Caminando...
Camino, un paso sigue a otro, el paisaje cambia, el cielo me sigue, veo gente, van desfilando, a veces me miran, a veces parezco invisible, pero yo los miro a todos, trato de leerlos, trato de entenderlos, rostros duros, rostros serios, rostros acelerados. Yo trato de ir despacio, mis pies no lo permiten, la ciudad no lo permite; no se puede ir lento dentro de este asfalto, la acera empuja. No hay tiempo. Es la ilusión de ésta metrópolis. La vida escapa y se diluye en medio de las arenas del reloj.
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Una ráfaga de aire helado, cierro los ojos, extiendo los brazos e imagino estar cayendo, imagino estar volando, el viento pasa por debajo de mis brazos-alas, me elevo, me libero, sigo avanzando. Los edificios me miran con recelo, tal vez nunca han visto volar a un hombre mientras camina. No importa, me alejo de sus puertas que devoran a la gente que llega a ella, y camino, y camino.
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¿Avanzo o no avanzo? ¿Se puede avanzar cuando no se va a ningún lado? No lo sé, yo solo sigo mis pasos, me sigo a mi mismo, puedo girar y aún así seguir avanzando, así mismo como la vida, ir adelante es tal vez ir retrocediendo, siempre la maldita perspectiva.
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El sol, la luna, no lo sé, tal vez ambos, brillan, giran en mi cabeza, parecen ir a ningún lado, parecen ir a donde yo voy. Y yo sigo, me pierdo entre nubes, me pierdo dentro de mi mismo. No me detengo...
Retornando del ostracismo
Se habrán dado cuenta que hace más de un mes que no escribo, esto se debe a que me encontraba en una búsqueda. Me buscaba a mi mismo.
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Y no se trataba de buscar en un espejo y encontrarme, desde que nacemos nos hallamos inmersos en una lucha en la que nos debatimos entre lo que realmente somos y lo que el entorno espera que seamos: lo que debemos ser. En los primeros años la infancia nos disculpa las actitudes que tomamos sin que nos mesure el condicionamiento, la educación social nos ubica en un punto de equilibrio, nos hace aceptables socialmente, pero, ¿realmente que tanto dejamos de ser lo que eramos en nuestra infancia? ¿qué tanto vamos renunciando a nosotros mismos?
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Aunado a esto, nosotros podemos decidir que queremos ser, tomamos patrones conductuales o comportamientos ejemplares para moldear nuestra personalidad, entonces se mezcla lo que somos, lo que debemos ser y lo que queremos ser. Todo ello lleva a una lucha intestina de la que poca gente se percata, el diario tomar de decisiones se basa en parte en el mensaje que queremos dar de quienes somos.
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Hace poco me encontré con el que yo debía ser, con el que la sociedad espera que sea. Un adulto en edad productiva que debe ser el de el auto familiar, el de la casa dúplex, el de los muebles en abonos chiquitos, el que se integre al engranaje social. Eso estará bien para algunos, pero ese no soy yo. Ese no escogí ser yo.
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Pero de pronto me hallé en la disyuntiva, me encontré con las preguntas: ¿Quién eres tú realmente? y ¿Qué es lo que realmente quieres? Hallar la respuesta es descubrirse; es encontrarse.
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Esta bien ser quien uno sea, siempre y cuando se sea ese que se quiere ser.
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Una disculpa si les parece que todo esto es algo más bien personal, pero siento profundamente que debía una explicación de mi demora en la publicación. Un saludo.
Perdido en las profundidades de las Bermudas.
En el transcurso de una tarde entre los finales de los 70's y principios de los 80's, en lo que parecía un sueño, sumergido entre lo irreal, me parece haber visto una película, entre los vapores del olvido recuerdo una tortuga gigante, una niña misteriosa, un romance infantil, una hermosa mujer cuyos ojos se encendían en fosforecencia verde, pero sobre todo recuerdo, eso sí a todo detalle, al gigantesco quelonio, en cuyo caparazón se encontraba tallado un corazón con las letras "J+M", sumergirse lentamente hacia las profundidades, arrastrando tras de sí un arpón, cuyo dueño era jalado tras el a travès de una cuerda, todo ello mientras sonaba una hermosa e hipnótica pieza de guitarra. Nada más.
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Durante más de dos décadas he estado obsesionado con esas imágenes, de las cuales nunca estuve seguro de haber visto, mi único testigo fue mi hermano, cuya complicidad con el recuerdo se fue diluyendo con el paso de los años a tal grado que también me miraba cual demente cuando recordaba alguna de las pocas escenas que se mantienen en mi mente. Pero sobre todo la música, la tonada repetitiva se seguía reproduciendo fielmente en mi memoria para mi propio asombro, y cuya reminiscencia me llevó a aprender a tocar la guitarra solo para poder interpretarla, cuestión que logre después de algunas no pocas horas de práctica.
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Dicha película existió, y aunque pareciese tener lugar entre aquellas vástagas de Jaws! en las cuales un monstruo marino domina la pantalla, no lo era, bueno, no termino siéndolo, un hecho fortuito la separo de las desafortunadas secuelas de bestias subacuáticas; la fotografía submarina mezclada con el Concierto para lute y dos violines (largo) de Vivaldi, mi tonada misteriosa, extrañamente inducían a personas suceptibles, especialmente niños entre 7 y 14 años, a un estado hipnótico, una especie de sueño de masas, en el cual se imprimía, tanto la secuencia como la música, en el subconciente del espectador.
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The Bermuda Depths (Las Profudidades de las Bermudas) es el nombre de está producción para la televisón del año de 1978. Es curioso como fui afectado por ella, y más curioso era que nadie a mi alrededor recuerda haberla visto, lo cual me dejaba en un estado de esquizofrenia bastante severa. Afortunadamente después de tantos años la internet me dió la respuesta, y aunque la red proporciona información casi ilimitada sobre cualquier tema, es díficil hallar información acerca de la película, sobre todo si lo único que se tiene es una melodía rondando en la cabeza.
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El hecho que un conjunto de imágenes constituyan un legado a nivel inconciente de una parte de una generación da un sentimiento de pertenencia, sobretodo cuando esos recuerdos antes me habían llevado a una auto-segregación. Todo por una tortuga gigante.
Stills remains on me...
Casi por equivocación hace unos días, me enteré de un concierto en la ciudad de Guadalajara, en donde tocarían varios grupos, entre ellos The Stills, una de las más brillantes e incomprendidas bandas de indie rock canadiense.
Inmediatemente indagué si visitarían la Ciudad de México, y efectivamente, se presentarían en el Lunario del Auditorio Nacional el día 17 de Agosto junto con otros grupos. Me indigno la poca promoción del evento, pero debo reconocer que la música alternativa en este país tiene pocas oportunidades en contra del mainstream. Luego de ver el Lunario me indignaria todavía más. Es un local, eso sí, con mucha clase, pero con cupo apenas para unas quinientas personas tal vez. Lo considero una lástima, porque la escena del indie canadiense ha marcado el paso en lo que va de esta década, con Arcade Fire portando la bandera.
Como la entrada era general me empecine en colocarme en primera fila y lo conseguí, lo que no sabía es que el concierto lo integrarían cuatro grupos, así que me la pase en espectativa. El primer grupo fue Turbina, y temo decir que en vivo no suenan muy bien. Les siguió Chiquita Violenta, que sonó bastante mejor, no puedo dejar de mencionar que el guitarrista es idéntico al Duende Verde de Spiderman I. En seguida, la sorpresa de la noche para mí: Patrick Krief, guitarra de los Dears; un portento en su instrumento, con canciones poderosas y solos de guitarra que te colocan en los 60´s de Burdon o de Hendrix.
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Por fin la luces se apagaban por cuarta y última vez. Dos guitarras, un bajo, un teclado y una batería comenzaban a sonar, la voz y la silueta de Dave Hamelin, rompían la oscuridad.
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Así comenzaba...
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La primera canción fue Lola Stars And Stripes, de su disco anterior Logic Will Break Your Heart, a pesar de que el album Whithout Feathers era el que estaban promocionando, pero desde las primeras notas se anunciaba que el concierto tomaría proporciones épicas. Lo hizó. En el momento que comenzarón a interpretar la quinta canción: Oh Shoplifter! no quedaría duda, el ritmo, la potencia y la energía emanada por este grupo convirtió la presentación en algo mágico, estruendosamente mágico. Maracas, panderos, cuerdas y bombos retumbaban y estremecían todo mi ser, y me perdía en las notas que incluso llevan alguna reminiscencia al mercy beat, origen de la música como la conocemos hoy en día. Y no podía sacarme de la cabeza a toda la gente que no se encontraba allí, a toda la gente que se perdía este suceso. Pocas veces he visto a un grupo con tanta calidad en una presentación en vivo, y refiriéndome a la música, no a la parafernalia que algunos despliegan con luces o efectos parecidos para supir el verdadero talento. Aunque extrañe los instrumentos de viento en Destroyer, está fue magistralmente interpretada, It Takes Time fue la que termino con el sueño, tocada a dúo con Krief fue una delicia, y yo a dos pasos de Olivier Corbeil que parecía estar en su propio mundo. Definitivamente junto con Muse, en la cantidad de energía que despliegan en el escenario, los mejores conciertos en lo que va del año. A ver como termina.
Para los que no conozcan la música de los Stills los invito a que los escuchen.
* Las fotografías y el video fueron tomados por mí en el concierto.
Signs of Love
La noche estrellada era nuestro techo, Signs of Love de Moby suena mientras avanzamos entre luces fugaces que no logran abrir la oscuridad alucinante de la carretera, el aire nos golpea moderadamente, no hace frío. En los tramos en los que no nos topamos con coche alguno alcanzo a distinguir en el horizonte las siluetas huidizas de las montañas, que se mueven lentamente entre las nubes y las estrellas y parece que nos quieren acompañar, pero no logran mantener el paso, y al final quedan atrás, dándose por vencidas y resignándose a tener que quedarse en su lugar hasta tener otra oportunidad. Todo está quieto, menos la carretera que pasa rápidamente por debajo nuestro, cierro los ojos un momento, siento el viento, y los abro, todo parece estar igual. Pero no. Algo siempre se mueve, algo siempre cambia, aunque ninguno de nosotros haga nada las cosas cambian.
Los árboles pasan rápidamente de manera impersonal, como asiáticos, todos parecen idénticos, desde esa perspectiva los árboles deben de sentir de la misma manera acerca de los autos, todos iguales, todos cruzando el camino, veloces. Si quisiéramos encontrar algo especial tendríamos que desacelerar, bajar la velocidad, detenernos.
Nunca he podido resistir la oscuridad del camino, es un tramo recto y no se divisa ningún vehículo a la distancia, apago las luces y nos sumergimos en la negrura de una ruta de luceros, de viento y de Moby, ahora en la penumbra lo veo claro…
…la ruta era el destino.
El Regreso de Indiana Jones
Leyendo algunos diarios me encontré con la nota de que en el Centro Histórico de la Ciudad de México posiblemente se haya encontrado la tumba de Ahuízotl, el octavo tlatoani azteca, una excelente noticia para el mundo de la arqueología.
Según la noticia son radares sónicos los que detectan las cámaras donde se supone está enterrado el valioso descubrimiento, el agua que lo inunda es también la sustancia que lo conserva, y aunque no se ha confirmado completamente el hallazgo, nuestros arqueologos no pudieron esperar para emitir declaraciones: "Obviamente se esperarían ofrendas y demás hasta atavíos (sic), vasijas, ornamentos, seguro algunos objetos de uso personal del dignatario", dijo Luis Alberto Martos, director de estudios arqueológicos en el Instituto Nacional de Antropología e Historia de México. En la misma nota se hace mención a Ahuízotl como Octavo Rey Azteca.
En primer lugar es importante señalar que según Leonardo López Luján, el arqueólogo del gobierno que encabeza el proyecto, es la primera vez que se hace un descubrimiento de este tipo, o sea, es inédito lo que puedan encontrar, aparte de ello creo que es importante recalcar que debemos comprender y ubicar la cosmogonía y mentalidad precolombina, pues es preocupante que un experto como dice serlo el señor Martos comente sobre lo que el espera encontrar, en clara identificación con lo encontrado en las tumbas egipcias; este tipo de predisposiciones nos alejan de la imparcialidad que debe llevar el descubrimiento. Es por ello que figuras como Tonantzin (tierra) o Ehécatl (viento) sean vistas como deidades al estilo grecorromano, y no como asociaciones con la naturaleza como debía de ser.
Y en segundo, no es posible que se refieran a la figura de Ahuízotl como el "octavo rey" ¿O podríamos entonces referimos al Sultán de Francia o al Faraón de China? Es importante que se respete el contexto: Tlatoani o "el que habla por los demás" era un nombramiento bastante distinto en significado al de emperador o rey.
Estos son solo algunos ejemplos de que nuestra arqueología está Europeizada (teniendo en cuanta que las excavaciones egipcias fueron desarrolladas en un principio por Inglaterra), y de que claramente la visión americana (precolombina) de nuestro pasado es desplazada por prejuicios y predisposiciones históricas que contaminan las investigaciones que se desarrollan actualmente. Deprimente.
Creo que hoy si me extendí un poco. Disculpas.
Verde tienen el ...cerebro.
Este tema no era el que tenía pensado abordar, de hecho este tipo de temas los quería mantener alejados de este blog, pero es imposible dejar de lado ciertas situaciones. Hablo en concreto de la consulta verde.
No me cabe en la cabeza que es lo que quieren demostrar con este tipo de derroche de dinero público, ya que las consultas son bastante costosas por todo lo que implican; capacitación de personal, sueldos, difusión, y por supuesto el costo de boletas y casillas, etc. Bueno, primero veamos algunas cifras: El Distrito Federal contaba con 8,720,916 habitantes para el 2005, dato cortesía de Wikipedia.com, tomémoslo como verídico y actual; cifras preliminares indican que la participación en dicha consulta fue de menos de 300,000 personas, o sea solo el 3.43% de la población total de la ciudad. Me reservo el comentario.
Yo no soy ingeniero, ni soy arquitecto, no estoy capacitado en planeación, ni en vialidad, mucho menos he realizado estudios de impacto ambiental, tipo de suelo, topología, geología o similar; Yo me pregunto ¿Qué diablos importa mi opinión de en dónde debe de realizarse la línea 12 del metro? Digo, puedo tenerla, pero no respaldarla con la responsabilidad de que se construya donde digo yo.
Uno de los principales problemas de esta ciudad siempre ha sido el agua, es bastante obvio que deben de construirse centros de captación de agua de lluvia, no ahora, desde hace mucho, y el retraso en la incursión dentro de estas tecnologías lo estamos pagando día con día. No creo que este asunto deba ponerse a discusión, sino en el terreno de la acción.
Estos son solo dos de los puntos que se someten a la votación popular, pero sirven de ejemplo.
Ahora ¿quién participa en este tipo consultas? Gente allegada al círculo de poder de la ciudad, o sea gente que se identifica con el aparato gubernamental, pues todo esto trata de seguirle el juego al poder y que el mismo poder se sirva de la autocomplacencia. La democracia implica que elijamos gobernantes que puedan tomar decisiones basadas en estudios previos, no en dejar esas decisiones en manos del pueblo, sino ¿para qué queremos gobernantes? Eso es populismo.
Transformando el blog.
Tal vez más díficil que la primera entrada, es la segunda.
En la segunda entrada uno empieza a proponer lo que será el modo en que se llevará el blog, de lo que se hablará, incluso a quienes puede estar dirigido. Este dilema me daba vueltas en la cabeza; no podía conciliar como lograr un estilo sin serlo, que se reinventará cada que se escribe, que no se supiera lo que viene. Eso podría sonar fácil, pero entonces lo díficil podría ser el tema.
Pero sucedió algo...
...vi Transformers.
Es algo inocuo, superflúo, pero me dí el placer culpable de disfrutarla, no tiene tal vez un gran guión, tal vez no tiene profundidad, pero aporta lo que debe aportar: entretenimiento.
Ésta película puede que haya sido hecha para los seguidores de la serie animada, entre los que obviamente me incluyo, la animación gráfica es estupenda, los efectos especiales sorprendentes, de hecho, el trabajo logrado con la fotografía es más artístico de lo que podía esperarse.
Ahora, ¿por qué es importante reseñar una película comercial que no necesita más reseñas? el trabajo de Michael Bay logra algo más, logra conectar a los nostálgicos de la infancia con ese niño interior, ese niño que escondemos para integrarnos y sobrevivir a esta sociedad cruda. ¿O alguien no recuerda la emoción de pararse en el aparador de una juguetería? ¿O no recuerda la ansiedad por el recreo, la salida, las vacaciones? Son cosas que dejamos atrás. Son cosas de niños.
Entonces de adultos le damos importancia a lo importante, dejamos los juguetes, dejamos los juegos, dejamos la imaginación y perdemos la capacidad de asombro. Y eso es muy triste, porque realmente nunca dejamos de ser ese niño que corre, que brinca, solo lo reprimimos y no lo aceptamos como parte de nosotros. ¿Acaso nos conocemos?
Yo por mi parte disfrute de la película.
La insoportable brevedad de las ideas.
Generalmente las ideas revolotean en la mente y van de un lado a otro, se crean frases, se forjan pensamientos, se supone que un escritor es el que escribe, pero no siempre es el que lo hace en el papel, se hilvanan pensamientos que se podrían convertir en uno o más ensayos, pero que dificilmente se publicarán, se dice que el mejor libro es el que nunca se escribe. Es cierto.
El blog trata de remediar eso, o más bien, puede ser usado para remediar eso, atrapar esas ideas sueltas, esos pensamientos volátiles, capturarlos para evitar que se pierdan en el pantanoso olvido, es un instrumento naturalista, el zoológico conceptual, los conceptos en la mente se modifican, se transforman, se revuelven, escritos se quedan inmoviles, pero no se olvidan.
Uno trata de escribir para sí mismo, pero en el fondo sabe que también escribe para los demás. Uno también se presiona por ser ameno, por ser interesante. Se podrá decir: "Yo escribo para mí." Y luego entristecerse cuando los comentarios marcan (0). Ser trascendental es una cuerda floja, al ser leído (ojalá) por alguien más instruido, se corre el riesgo de quedar en rídiculo, o por el contrario de convertirse en somnífero para el lector; el lector, siempre está allí aunque no exista, aunque sea uno mismo, por él se cuida el estilo, por él se cuida la ortografía. Por él no me extenderé mucho.
Y solo anunciaré mi ingreso a este mundo, el mundo de los blogs, y espero que si por error alguien me lee, le sea por lo menos agradable lo que encuentre. Un saludo.
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